lunes, 19 de diciembre de 2011

Refinanciación deuda Quabit 19/12/2011


El Consejero externo Pau Guardans i Cambó ha hecho  hoy efectiva su renuncia como miembro del 
Consejo de Administración de Quabit. Tras la citada renuncia el Consejo de Administración queda 
compuesto por 7 miembros de los que 3 son independientes. 

Quabit tiene previsto continuar la reducción del número de miembros del Consejo de Administración 
tras la conclusión de las negociaciones para la refinanciación de su deuda financiera. 



LA REFINANCIACIÓN DE LAS INMOBILIARIAS ESTÁ SIENDO CADA VEZ MÁS DIFÍCIL

En un momento de parálisis del negocio y de restricción total del crédito, las conversaciones con la banca acreedora para refinanciar los créditos concedidos en la época de bonanzas se tornan más difíciles.

Son los casos de Quabit y Reyal Urbis. Las dos compañías, ambas con tres refinanciaciones de deuda a sus espaldas, comunicaron en junio al mercado sus respectivos acuerdos con sus acreedores. Sin embargo, en la recta final de año aún no han cerrados estos pactos.
Quabit, la inmobiliaria que preside Félix Abanades logró el mes pasado que las entidades que representan cerca del 90 por ciento de su deuda confirmase formalmente su intención de renovar el préstamo. Cuando la compañía anunció el principio de acuerdo, solo los seis principales bancos acreedores que representaban el 68 por ciento  del total de su pasivo habían dado su conformidad a la operación. Además, se esperaba dar carpetazo al asunto en julio o agosto.
Las conversaciones con los prestamistas de Quabit seguían sin llegar a buen término. “Las conversaciones van bien pero más lentas de lo previsto porque la novedad que implica el tema de la bilateralización de la financiación sindicada”, comentaban fuentes de la compañía.
La bilateralización de las garantías del préstamo sindicado de 800 millones era uno de los puntos fuertes del pacto inicial, por el cual cada entidad acreedora tiene asignados en garantía activos concretos de la empresa, en vez de un porcentaje de la cartera. “Tenemos plena confianza en que se culminará el acuerdo, lo que preparará la estructura financiera de la empresa para acometer nuevos retos”, reconocía el máximo responsable al dar detalles en la junta sobre este punto.
Asimismo, el preacuerdo recogía otros compromisos por parte de Quabit como la reducción de su endeudamiento a través de la compraventa de activos, principalmente suelo, por un importe aún por determinar. “El acuerdo es bueno para Quabit puesto que con ello se garantiza la continuidad de su negocio”, aseguraba Banesto Bolsa en un informe. No obstante, la casa de análisis sigue negativa en el valor por varias razones: su elevado apalancamiento; su alta exposición al negocio de promoción y suelo “donde visibilidad es prácticamente inexistente”; porque la reducción de la deuda vendrá previsiblemente acompañada por la salida de las existencias de mayor calidad; por el riesgo de ampliación de capital y de desinversiones de sus accionistas.
Por su parte, la empresa que preside Rafael Santamaría decidió volver a sentarse a hablar con sus acreedores un año después de firmar su segunda refinanciación. Con el contrato que sellaron por aquel entonces, Reyal logró reducir su pasivo desde los 4.600 millones hasta los 3.750 millones, a la vez que extendía el vencimiento hasta 2016. El sindicato compró suelo y viviendas, mientras que la compañía se comprometió a congelar su actividad de promoción y cedió a la banca parte de su proyecto Castellana 200.
Ahora el continuado deterioro del negocio inmobiliario, le ha obligado a replantear aquel acuerdo con el objetivo de dotar a la compañía de los "suficientes mecanismos financieros” que le permitan adaptarse “a la difícil situación por la que atraviesa el sector”. Sin embargo, Reyal ha confesado en su último informe anual que el diálogo con las entidades está aún en fase preliminar y que solo se ha nombrado un comité bancario que baraja distintas opciones de refinanciación sin que, por el momento, “se haya concretado actuación o planteamiento de reestructuración alguno” y “sin que se pueda determinar un plazo para el cierre del proceso”.
“Creemos que ante las perspectivas de agotamiento de la economía española y del mercado inmobiliario, el modelo de negocio de Reyal será cada vez más difícil de ejecutar. El negocio residencial supone el 90 por ciento del GAV, uno de los más altos del sector”, asevera UBS en una nota.
Metrovacesa dio un paso más que sus compañeras de fatigas en marzo al anunciar la reestructuración,  una operación con la que se lleva especulando desde hace dos años cuando la banca entró en el accionariado. También Renta Corporación logró en primavera el compromiso para que sus bancos acreedores comprasen activos con el fin de cancelar sus posiciones.

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